Ricardo Peltier San Pedro
En las reuniones familiares, el nombre de Carlos Fuentes siempre salía, más tarde que temprano, a relucir. Seguramente lo conocí —o más bien, él a mí—, cuando yo era un niño de siete u ocho años, en alguna de las visitas que junto con sus padres, Rafael Fuentes Boettiger y Bertha Macías Rivas, hicieran a mi casa de la calle de Santa Bárbara número 17, en la Colonia Del Valle. Probablemente esto sucedió a finales de los años cincuenta, cuando el primo Carlos estaba por cumplir sus primeros treinta años de vida, y el Fondo de Cultura Económica (FCE) le acababa de publicar su primera gran novela, La región más transparente, obra que lo catapultó como uno de los escritores más representativos de América Latina, junto con Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, y que dio origen al “boom” de la nueva narrativa latinoamericana. En esta novela, el primo Carlos presenta un collage de personajes representativos de las diversas clases que conformaban la compleja y dispareja sociedad de la Ciudad de México de principios de los años cincuenta del siglo XX. Luego, en 1959, tan solo un año después, publicó las Buenas conciencias, y en 1962, dos novelas más: una corta, excepcional, en la que se superponen, de modo inquietante, historia y fantasía, titulada Aura, y otra, La muerte de Artemio Cruz, en la cual realiza una ácida crítica a la institucionalización de la Revolución Mexicana.
Mi primer encuentro formal con el jazz fue a la edad de 15 años, y sucedió, ni más ni menos, que en el famoso Bar Riguz, uno de los primeros lugares que se abrieron en la Ciudad de México para escuchar ese género musical, expresión de la cultura afroamericana. Existieron, por supuesto, otros muchos sitios, como El Eco, ubicado en la calle de Sullivan, o el Jazz Bar, en la esquina de Álvaro Obregón y Sonora, pero ninguno trascendió tanto como el Riguz, al grado de que la gente se refería al lugar como “La Catedral del Jazz en México”. El Riguz era una especie de club de jazz, y fue fundado en 1957 por el bajista norteamericano Max Cooper, por el trompetista “Chilo” Morán y por el baterista “Tino” Contreras. El Riguz estaba sobre la Avenida de los Insurgentes, frente al Parque Hundido, a un costado del Hotel Insurgentes. El primer disco de jazz que se grabó en vivo en México fue en 1959, y fue precisamente ahí, en el Riguz; el disco se llamó, ¡claro está!, Jazz en el Riguz.
Mis recuerdos de Rafael Ramírez Heredia, el "Kiko"
Por Ricardo Peltier San Pedro
Sí quieres oír una estupenda narración del Rayo Macoy,
en voz de Arturo Beristáin en Audio MP3, haz clic en la flecha roja. Esta grabación fue realizada en dos partes por Narrativa Mexicana de la UNAM
Narrador y dramaturgo nacido en Tampico, Tamaulipas, el 9 de enero de 1942. Falleció en la Ciudad de México el 24 de octubre de 2006. En el Puerto de Tampico hay una biblioteca que lleva su nombre “Rafael Ramírez Heredia”, y está ubicada sobre el Blvd. Adolfo López Mateos, en la Colonia Obrera. Hay también una escuela secundaria de la SEP, que lleva su nombre, en el ejido El Ébano, cerca de Cd. Victoria. Y existe un premio literario, el “Premio Nacional de Cuento Rafael Ramírez Heredia”, otorgado por la Dirección de Cultura del Municipio de Tampico.
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Ensayos sobre la obra de Rafael Ramírez Heredia
1. Claudia María Sosa Cárdenas. Aproximaciones a la obra de Rafael Ramírez Heredia.
2. Hernán Lara Zavala. El rumor taurino.
3. Lorena Gómez Cálderon. El Rayo Macoy.
4. Jaime Alberto Galgani. La Mara, la historia interminable.
5. Vicente Leñero. Lo que sea de cada quien.
6. Biografía de Rafael Ramírez Heredia.
Una mañana suena el teléfono de la casa y después de decir ¡hola!, oigo la voz de mi tía Alicia San Pedro –la hermana de mi mamá–, quien, con su característico estilo, me dice: ¡sobrino, solo tú me puedes ayudar!, ¡a ver cómo le haces!, ¡no sé qué hacer!...
–¿Qué te pasa tía? –le pregunté
preocupado.
–Pues resulta –me dice toda angustiada–, que mi nieto Pepito no quiere seguir estudiando, no quiere entrar a la universidad, no quiere estudiar la carrera de leyes. Nos dice que eso no es lo suyo, que él quiere ser… ¡Actor!... sí, así como lo oyes… ¡actor!... y que no quiere seguir viviendo en Xico con sus papás, y que quiere irse al D.F. para que tú lo ayudes con tus amigos, con la gente que conoces de ¡Televisa!